martes, 4 de noviembre de 2014

Terceros. Práctica de sintaxis y semántica.

Los soldados fueron apresados en Bagdad, después de que atravesaran la línea de fuego para que no los emboscaran al sur. Cuarenta y tres alemanes de altura mediana audicionaron cuando el sol todavía no se ponía y durante la noche debutaron en el musical. Si bien no habían estado antes allí, comprendieron muy bien el mapa que llevaba al tesoro Tan revolucionaria fue su moción que las autoridades fueron sorprendidas y no lograron que se detuviera. Te lo avisé la semana que pasó, cuando todavía no se comentaba en los medios de comunicación, sólo para que estuvieras advertido sobre qué se podía esperar.

Quintos. Lírica. Práctica para Recuperatorio

LOS AMIGOS En el tabaco, en el café, en el vino, al borde de la noche se levantan como esas voces que a lo lejos cantan sin que se sepa qué, por el camino. Livianamente hermanos del destino, dióscuros, sombras pálidas, me espantan las moscas de los hábitos, me aguantan que siga a flote entre tanto remolino. Los muertos hablan más pero al oído, y los vivos son mano tibia y techo, suma de lo ganado y lo perdido. Así un día en la barca de la sombra, de tanta ausencia abrigará mi pecho esta antigua ternura que los nombra. EL ENCUBRIDOR Ese que sale de su país porque tiene miedo, no sabe de que, miedo del queso con ratón, de la cuerda entre los locos, de la espuma en la sopa. Entonces quiere cambiarse como una figurita, el pelo que antes se alambraba con gomina y espejo lo suelta en jopo, se abre la camisa, muda de costumbres, de vino, de idioma. Se da cuenta, infeliz, que va tirando mejor, y duerme a pata ancha. Hasta de estilo cambia, y tiene amigos que no saben su historia provinciana, ridícula y casera. A ratos se pregunta como pudo esperar todo ese tiempo para salirse del río sin orillas, de los cuellos garrote, de los domingos, lunes, martes, miércoles y jueves. A fojas uno, si, pero cuidado: un mismo espejo es todos los espejos, y el pasaporte dice que naciste y que eres y cutis color blanco, nariz de dorso recto, Buenos Aires, septiembre. Aparte que no olvida, porque es arte de pocos, lo que quiso, esa sopa de estrellas y letras que infatigable comerá en numerosas mesas de variados hoteles, la misma sopa, pobre tipo, hasta que el pescadito intercostal se plante y diga basta. Antes, después como los juegos al llanto como la sombra a la columna el perfume dibuja el jazmín el amante precede al amor como la caricia a la mano el amor sobrevive al amante pero inevitablemente aunque no haya huella ni presagio aunque no haya huella ni presagio como la caricia a la mano el perfume dibuja el jazmín el amante precede el amor pero inevitablemente el amor sobrevive al amante como los juegos al llanto como la sombra a la columna como la caricia a la mano aunque no haya huella ni presagio el amante precede al amor el perfume dibuja el jazmín como los juegos al llanto como la sombra a la columna el amor sobrevive al amante pero inevitablemente OBJETOS PERDIDOS Por veredas de sueño y habitaciones sordas tus rendidos veranos me aceleran con sus cantos Una cifra vigilante y sigilosa va por los arrabales llamándome y llamándome pero qué falta, dime, en la tarjeta diminuta donde están tu nombre, tu calle y tu desvelo si la cifra se mezcla con las letras del sueño, si solamente estás donde ya no te busco. Mendoza, Argentina 1944 LA MUFA Vos ves la Cruz del Sur, respirás el verano con su olor a duraznos, y caminás de noche mi pequeño fantasma silencioso por ese Buenos Aires, por ese siempre mismo Buenos Aires. Quizá la más querida Me diste la intemperie, la leve sombra de tu mano pasando por mi cara. Me diste el frío, la distancia, el amargo café de medianoche entre mesas vacías. Siempre empezó a llover en la mitad de la película, la flor que te llevé tenía una araña esperando entre los pétalos. Creo que lo sabías y que favoreciste la desgracia. Siempre olvidé el paraguas antes de ir a buscarte, el restaurante estaba lleno y voceaban la guerra en las esquinas. Fui una letra de tango para tu indiferente melodía. UNA CARTA DE AMOR Todo lo que de vos quisiera es tan poco en el fondo porque en el fondo es todo como un perro que pasa, una colina, esas cosas de nada, cotidianas, espiga y cabellera y dos terrones, el olor de tu cuerpo, lo que decís de cualquier cosa, conmigo o contra mía, todo eso es tan poco yo lo quiero de vos porque te quiero. Que mires más allá de mí, que me ames con violenta prescindencia del mañana, que el grito de tu entrega se estrelle en la cara de un jefe de oficina, y que el placer que juntos inventamos sea otro signo de la libertad. BOLERO Qué vanidad imaginar que puedo darte todo, el amor y la dicha, itinerarios, música, juguetes. Es cierto que es así: todo lo mío te lo doy, es cierto, pero todo lo mío no te basta como a mí no me basta que me des todo lo tuyo. Por eso no seremos nunca la pareja perfecta, la tarjeta postal, si no somos capaces de aceptar que sólo en la aritmética el dos nace del uno más el uno. Por ahí un papelito que solamente dice: Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte. Y este fragmento: La lenta máquina del desamor los engranajes del reflujo los cuerpos que abandonan las almohadas las sábanas los besos y de pie ante el espejo interrogándose cada uno a sí mismo ya no mirándose entre ellos ya no desnudos para el otro ya no te amo, mi amor. NOCTURNO Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo. Todo ha quedado allá, las botellas, el barco, no sé si me querían, y si esperaban verme. En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos, una sangría exploratoria lo batió alegremente en cuatro sets. Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad, yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías. Mi mujer sube y baja una pequeña escalera como un capitán de navío que desconfía de las estrellas. Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche. Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran a la ventana que tengo a mi espalda. (esto de los caballos me recuerda a cierto relato) EL BREVE AMOR Con qué tersa dulzura me levanta del lecho en que soñaba profundas plantaciones perfumadas, me pasea los dedos por la piel y me dibuja en le espacio, en vilo, hasta que el beso se posa curvo y recurrente para que a fuego lento empiece la danza cadenciosa de la hoguera tejiédose en ráfagas, en hélices, ir y venir de un huracán de humo- (¿Por qué, después, lo que queda de mí es sólo un anegarse entre las cenizas sin un adiós, sin nada más que el gesto de liberar las manos ?) PARA LEER EN FORMA INTERROGATIVA Has visto verdaderamente has visto la nieve los astros los pasos afelpados de la brisa Has tocado de verdad has tocado el plato el pan la cara de esa mujer que tanto amàs Has vivido como un golpe en la frente el instante el jadeo la caìda la fuga Has sabido con cada poro de la piel sabido que tus ojos tus manos tu sexo tu blando corazòn habìa que tirarlos habìa que llorarlos habìa que inventarlos otra vez. EL INTERROGADOR No pregunto por las glorias ni las nieves, quiero saber dónde se van juntando las golondrinas muertas, adónde van las cajas de fósforos usadas. Por grande que sea el mundo hay los recortes de uñas, las pelusas, los sobres fatigados, las pestañas que caen. ¿Adonde van las nieblas, la borra del café, los almanaques de otro tiempo? Pregunto por la nada que nos mueve; en esos cementerios conjeturo que crece poco a poco el miedo, y que allí empolla el Roc. ESTA TERNURA Esta ternura y estas manos libres, ¿a quién darlas bajo el viento ? Tanto arroz para la zorra, y en medio del llamado la ansiedad de esa puerta abierta para nadie. Hicimos pan tan blanco para bocas ya muertas que aceptaban solamente una luna de colmillo, el té frío de la vela la alba. Tocamos instrumentos para la ciega cólera de sombras y sombreros olvidados. Nos quedamos con los presentes ordenados en una mesa inútil, y fue preciso beber la sidra caliente en la vergüenza de la medianoche. Entonces, ¿nadie quiere esto, nadie? TALA Llévese estos ojos, piedritas de colores, esta nariz de tótem, estos labios que saben todas la tablas de multiplicar y las poesías más selectas. Le doy la cara entera, con la lengua y el pelo, me quito las uñas y dientes y le completo el peso. No sirve esa manera de sentir. Qué ojos ni qué dedos. Ni esa comida recalentada, la memoria, ni la atención, como una cotorrita perniciosa. Tome las inducciones y las perchas donde cuelgan las palabras lavadas y planchadas. Arree con la casa, fuera de todo, déjeme como un hueco, o una estaca. Tal vez entonces, cuando no me valga la generosidad de Dios, eso boy.scout, y esté igual que la alfombra que ha aguantado su lenta lluvia de zapatos ochenta años y es urdimbre nomás, claro esqueleto donde se borraron los ricos pavorreales de plata, puede ser que sin vos diga tu nombre cierto puede ocurrir que alcance sin manos tu cintura. HABLEN, TIENEN TRES MINUTOS Hablen, tiene tres minutos De vuelta del paseo donde junté una florecita para tenerte entre mis dedos un momento, y bebí una botellas de Beaujolais, para bajar al pozo donde bailaba un oso luna, en la penumbra dorada de la lámpara cuelgo mi piel y sé que estaré solo en la ciudad más poblada del mundo. Excusarás este balance histérico, entre fuga a la rata y queja de morfina, teniendo en cuenta que hace frío, llueve sobre mi taza de café, y en cada medialuna la humedad alisa sus patitas de esponja. Máxime sabiendo que pienso en ti obstinadamente, como una ciega máquina, como la cifra que repite interminablemente el gongo de la fiebre el loco que cobija su paloma en la mano, acariciándola hora a hora hasta mezclar los dedos y las plumas en una sola miga de ternura. Creo que sospecharás esto que ocurre, como yo te presiento a la distancia en tu ciudad, volviendo del paseo donde quizá juntases la misma florecita, un poco por botánica, un poco porque aquí, porque es preciso que no estemos tan solos, que nos demos un pétalo, aunque sea un pasito, una pelusa. AFTER SUCH PLEASURES Esta noche, buscando tu boca en otra boca, casi creyéndolo, porque así de ciego es este río que me tira en mujer y me sumerge entre sus párpados, qué tristeza nadar al fin hacia la orilla del sopor sabiendo que el placer es ese esclavo innoble que acepta las monedas falsas, las circula sonriendo. Olvidada pureza, cómo quisiera rescatar ese dolor de Buenos Aires, esa espera sin pausas ni esperanza. Solo en mi casa abierta sobre el puerto otra vez empezar a quererte, otra vez encontrarte en el café de la mañana sin que tanta cosa irrenunciable hubiera sucedido. Y no tener que acordarme de este olvido que sube para nada, para borrar del pizarrón tus muñequitos y no dejarme más que una ventana sin estrellas. EL NIÑO BUENO No sabré desatarme los zapatos y dejar que la ciudad me muerda los pies no me emborracharé bajo los puentes, no cometeré faltas de estilo. Acepto este destino de camisas planchadas, llego a tiempo a los cines, cedo mi asiento a las señoras. El largo desarreglo de los sentidos me va mal. Opto por el dentífrico y las toallas. Me vacuno. Mira qué pobre amante, incapaz de meterse en una fuente para traerte un pescadito rojo bajo la rabia de gendarmes y niñeras.