El gato con botas
Anónimo
Al morir un molinero, dejó por herencia a su hijo tan solo un gato. Pero este dijo a su amo:
-No te parezca que soy poca cosa. Obedéceme y verás.
Venía la carroza del rey por el camino.
-Entra en el río -ordenó el Gato con Botas a su amo, y gritó:
-¡Socorro. ¡Se ahoga el Marqués de Carabás!
El Rey y su hija mandaron a sus criados que sacaran del río al supuesto Marqués de Carabás, y le proporcionaron un traje seco, muy bello y lujoso.
Lo invitaron a subir a la real carroza, y adelantándose el Gato por el camino, pidió a los segadores que, cuando el rey preguntara de quién eran aquellas tierras contestaran «del Marqués de Carabás».
Igual dijo a los vendimiadores, y el rey quedó maravillado de lo que poseía su amigo el Marqués.
Siempre adelantándose a la carroza, llegó el gato al castillo de un gigante, y le dijo:
-He oído que puedes convertirte en cualquier animal. Pero no lo creo.
-¿No? -gritó el gigante-. Pues convéncete.
Y en un momento tomó el aspecto de un terrible león.
-¿A que no eres capaz de convertirte en un ratón?
-¿Cómo que no? Fíjate
Se transformó en ratón y entonces ¡AUM! el Gato se lo comió de un bocado, y seguidamente salió tranquilo a esperar la carroza.
¡Bienvenidos al castillo de mi amo, el Marqués de Carabás! Pasen Su Majestad y la linda princesa a disfrutar del banquete que está preparado.
El hijo del molinero y la princesa se casaron, y fueron muy felices Todo este bienestar lo consiguieron gracias a la astucia del Gato con Botas.