domingo, 4 de septiembre de 2016

Terceros. Detección de subordinadas sustantivas y adjetivas.

Detectar en el siguiente texto todas las oraciones subordinadas sustantivas y adjetivas y sus funciones en la oración principal.



 La belleza y la literatura

 Cruzaron la puerta del colegio y Ariana se separó del grupo, iba caminando en sentido contrario a la plaza porque tenía que comprar un mapa. Pero no fue mucho más allá por la vereda, cuando sintió una mano en su hombro derecho. Era Martín. El mismo Martín que estaba en su vida desde que se acordaba. El que el año anterior le había pedido, sin pedírselo, que fueran…. ¿novios? No estaba segura. Martín y el resto le tenían miedo a esa palabra. No la decían jamás. “Se arreglaban”, “se agarraban”, “se hablaban”, miles de formas de decir algo que a ellos no los hiciera sentirse atrapados, comprometidos; y a ellas, ridículas, pretenciosas, desubicadas. Todo un cuidado puesto en el no decir. Y Ariana y Martín habían sido “eso”. Mejor no definirlo. Pero ahora no lo eran. Y, después de los meses del verano en que apenas se cruzaron en una pileta o en la pintada de quince de Solana, las cosas estaban inconclusas. Quizá por ello Ariana sintió correrle un frío y un calor inexplicable por la espalda. Y después, esa bola de calor se le instaló en la panza. Aunque fue recién cuando escuchó por qué la detenía. Martín la estaba invitando a su casa. Había que estudiar. Literatura. Era complicado. Profesor nuevo. Él tenía mayor disciplina de estudio. Ella era más apasionada, sabía matizar con juego las tardes de estudio. Las invitaba a ella y a Lucía.
 −Lucía se quedó esperando el horario. Ahora viene. Ariana no supo qué hacer en principio. Pero si ella también iba… Dijo que sí. Ambos se quedaron paraditos en el mismo punto esperando a Lucía, durante dos o tres minutos, que para Ariana fueron eternos. Por fin llegó. Un rato después, los tres tenían abiertas las carpetas sobre una mesita en el living de Martín, y comenzaban a ponerse serios.
 ─ Bueno, leo yo un rato−dijo él− pero después sigue alguna de ustedes… Dice: “La literatura es un arte y como todo arte su objetivo fundamental es la belleza.
 ─¿Cómo la belleza?−preguntó Lucía.
─Sí, ¿no te acordás que lo vimos en clase?− contestó Martín. Ariana hizo un gesto de desconcierto. ─Sí, ¿no se acuerdan que el profe decía que así como había una “moda” de la ropa que dictaba qué era lo lindo y qué estaba pasado, también había un gusto literario?
─Lo de la moda me lo acuerdo, pero ¿qué sería lindo en literatura?−preguntó Ariana.
─ Ah ─Martín hizo una pausa─ me mataste… No sé… Lucía soltó una carcajada y dijo por lo bajo: −Posta que lo mataste…−Se refería a lo muerto que estaba Martín con Ariana, cosa que era una evidencia para todo el grupo de amigos, por más que los dos callaran. Martín y Ariana fingieron no haberla oído. Pero a ambos les quedó la atención pegada a eso, como si fuera una bandera atascada a un palo en medio de la tormenta de viento.
 ─ ¿La belleza literaria será por cómo suena cuando lo leés? Si las poesías de María Elena Walsh nos gustaban de chicos es porque sonaban bien. Me imagino que por eso se pueden cantar, se les puede poner música…
─Pero un cuento o una novela no sé si suenan bien−dijo Lucía.
─Sí, para mí sí, también suenan bien… ¿te acordás cuando en la primaria nos hacían escribir “narraciones”? ¿Vos elegías las palabras así nomás, sin pensar cómo quedaban en la oración?
 −¡Qué sé yo!
−Yo no, yo pensaba sinónimos para no poner cosas repetidas, para que no sonara todo igual…
─ ¿Cómo igual?− preguntó Ariana.
─Sí, ponele que querés decir que “la pasión que pusiste en la canción provocó una emoción”, ¿no te suena mal tres veces “–ción”?
─Ah, sí, claro…−contestó Lucía− En cambio de “que pusiste en la canción” ponés alguna palabra que no termine en “–ción”… “La emoción que pusiste al cantar”, por ejemplo…¿Ves que también suenan bien o no las palabras de un cuento?
─Sí, tiene razón−intervino Ariana, mirando sólo a Lucía, cosa que para Martín fue señal de que todavía estaba inhibida−. Pero no creo que sea solo eso. Porque lo que dice el texto también debe poder ser bello o no… Me refiero al sentido de las palabras… Martín bajó la vista y volvió a mirar el libro…
 ─Acá dice que la armonía de las partes y la unidad definen la belleza de la obra… ¿Qué significa?
─ ¡Qué se yo!−irrumpió Lucía− Yo propongo que avancemos, si no arrancamos con los mitos no llegamos… ¡Nos quedan toda La Ilíada y La Odisea todavía!
─No, pará, pará, yo creo que la literatura te hace imaginar. Y esas imágenes que se te arman en la cabeza mientras leés deben tener que ver también con la belleza del texto, ¿no? Martín le concedió la razón a Ariana, aunque tenía dudas, pero de algún modo se dejó convencer por la alegría de tenerla en su casa, aunque fuera sólo para estudiar. Era un principio. Lucía, mientras él se dejaba llevar hacia otros pensamientos, propuso:
 −Lo importante entonces es que la obra literaria siempre debe buscar la belleza por encima de otros objetivos. “El mensaje, la utilidad didáctica o social, e incluso el entretenimiento que produce son secundarios…”, apunté yo en clase.
─¿Cómo?
─Sí,sí, es así. El profesor dijo que el primer objetivo tiene que ser la belleza, después puede tener la finalidad de denunciar una situación social, mostrar un estilo de vida o de pensamiento, enseñar algo, entretener, divertir… Pero todo eso viene después en importancia. De eso depende que sea literatura o no.
 ─ Ok. Pero si depende de eso, ¿cómo sabés si un texto es bello o no? Lo que para vos es lindo para mí puede que no.−dijo Ariana.
 ─ Vos sos linda.
─¿Qué?
─ Nada. Nada ─ Martín se rió convirtiéndolo en un chiste. En algún punto, estaba sorprendido de lo que había dejado salir por su boca.─.Quiero decir que una poesía puede ser linda para vos…
─ Claro, linda para mí, y para otro no. ¿Quién define si es literatura o no?
─ Acá dice que eso lo define algo así como una “comunidad”, un “acuerdo de autoridades en el tema”, un “gusto común”.
─Como la moda. ¿Quién define que se usen los pantalones chupines? Los pone un diseñador en la pasarela y si a la gente le gusta, todas las vidrieras tienen chupines… ¿Así?
─Sí. Claro. Como la moda. Está buena la comparación─dijo Martín─. Y que los “Clásicos” son esas obras que perduran en el tiempo, que son considerados “bellos” por distintas épocas.
−¡Los básicos!
−Iba a decir lo mismo− dijo Lucía.
─¿Eh? Paren con la interpretación “fashion”. Los que siempre estan vigentes serían los clásicos.
─ Exacto. Bueno, esto ya lo sabemos.
 −¿Les parece?−dijo Ariana.
 −Sí. Veamos eso de la teoría del péndulo. 
−Ok